Quizás la mayoría de los lectores no conozca esta zona por ese nombre, hace tiempo se llama así al barrio bajo la gasolinera, se podría decir que está delimitado cortándose por la calle Bastarreche y la remodelada Avenida Ginés Campos. El tema que me ocupa no es el nombre de dicha zona sino la irritación patente en muchos vecinos de allí, incluyendo los del barrio de las Filipinas, es decir la zona ubicada bajo la Avda. Ginés Campos, en general. Desde hace tiempo esta parte del pueblo se encuentra bastante abandonada y nos faltaba este último suceso.
Algunos vecinos, quizás les pasó como a mí, que al salir de casa por la mañana metieron el pie en una zanja. Pero eso es todo lo que sabemos, que se nos está haciendo una barricada en plena puerta de casa. No saber para qué, desgraciadamente, es lo normal en estos casos. El polvo y el ruido sabemos todos que son el precio de cualquier obra, pero que nos tengan sin aceras, tener que saltar una zanja para entrar en tu propia casa, no poder usar tu cochera, que nos corten las calles y aguantar el mal humor de la cuadrilla son molestias de más. Seguro que la obra es útil para alguna cosa que los vecinos no dudamos, ante lo cual alguno pensará que por qué esta queja. La obra no molesta más que otra. Es más, se nos ha dicho que serán unos cinco días máximo. Son las formas las que han molestado. El lógico enfado se podía haber evitado informando a los vecinos, al igual que se hacen otras notificaciones como por ejemplo los cortes de agua o luz.
Por otro lado, hace poco se terminaron los últimos arreglos de la zona colindante a la vía. Después de hecho el nuevo paso a nivel, unidas las calles Cebú y Villalar, se arreglaron las aceras, se plantaron arbolitos, e incluso se han habilitado zonas de ocio. Todo quedó muy bonito. Pero se han tenido que ir poniendo parches por ciertas deficiencias, como por ejemplo adaptar las aceras nuevas para dotarlas de acceso a minusválidos. La unión de las dos calles creó una mini autopista y para evitar excesos de velocidad en ésta se han instalado bandas sonoras, que sirven para hacer más ruido y que las motos hagan caballos más grandes. Y por último los vecinos echamos de menos algún banco en las zonas de ocio.
Cuando hace seis años me mudé me pareció un barrio tranquilo, pero quizás lo que me sorprendió más fue que la limpieza de las calles la realizaran las vecinas que todos los días barren sus puertas. Y pienso yo: ¿Es que no pagamos el impuesto de limpieza?
El problema de la limpieza se agrava porque la zona se convierte en el epicentro del botellón los fines de semana, y los lunes aparecen las calles sembradas de cristales y demás sorpresas que no quiero nombrar. Siendo aún más notable, si cabe, en la zona de la vía del tren, que debería ser limpiada y fumigada con frecuencia, pues es criadero de ratas, ratones y demás bichos...
Me dejo muchas cosas, como por ejemplo el peligro de dos de los pasos de cebra en la nueva Avenida, puestos ambos en curvas. Estos son los problemas de una zona del pueblo, problemas que me gustaría pensar sólo se dan aquí, pero que imagino no será así. Tenemos que hacer que esta situación mejore y para eso tenemos que intentar cambiar la forma de gobernar. No podemos consentir que se nos gobierne con una política de hechos consumados y parches tardíos.
Laura Barnés Escarabajal. Secretaria de Juventud del CDL Alhama.
Algunos vecinos, quizás les pasó como a mí, que al salir de casa por la mañana metieron el pie en una zanja. Pero eso es todo lo que sabemos, que se nos está haciendo una barricada en plena puerta de casa. No saber para qué, desgraciadamente, es lo normal en estos casos. El polvo y el ruido sabemos todos que son el precio de cualquier obra, pero que nos tengan sin aceras, tener que saltar una zanja para entrar en tu propia casa, no poder usar tu cochera, que nos corten las calles y aguantar el mal humor de la cuadrilla son molestias de más. Seguro que la obra es útil para alguna cosa que los vecinos no dudamos, ante lo cual alguno pensará que por qué esta queja. La obra no molesta más que otra. Es más, se nos ha dicho que serán unos cinco días máximo. Son las formas las que han molestado. El lógico enfado se podía haber evitado informando a los vecinos, al igual que se hacen otras notificaciones como por ejemplo los cortes de agua o luz.
Por otro lado, hace poco se terminaron los últimos arreglos de la zona colindante a la vía. Después de hecho el nuevo paso a nivel, unidas las calles Cebú y Villalar, se arreglaron las aceras, se plantaron arbolitos, e incluso se han habilitado zonas de ocio. Todo quedó muy bonito. Pero se han tenido que ir poniendo parches por ciertas deficiencias, como por ejemplo adaptar las aceras nuevas para dotarlas de acceso a minusválidos. La unión de las dos calles creó una mini autopista y para evitar excesos de velocidad en ésta se han instalado bandas sonoras, que sirven para hacer más ruido y que las motos hagan caballos más grandes. Y por último los vecinos echamos de menos algún banco en las zonas de ocio.
Cuando hace seis años me mudé me pareció un barrio tranquilo, pero quizás lo que me sorprendió más fue que la limpieza de las calles la realizaran las vecinas que todos los días barren sus puertas. Y pienso yo: ¿Es que no pagamos el impuesto de limpieza?
El problema de la limpieza se agrava porque la zona se convierte en el epicentro del botellón los fines de semana, y los lunes aparecen las calles sembradas de cristales y demás sorpresas que no quiero nombrar. Siendo aún más notable, si cabe, en la zona de la vía del tren, que debería ser limpiada y fumigada con frecuencia, pues es criadero de ratas, ratones y demás bichos...
Me dejo muchas cosas, como por ejemplo el peligro de dos de los pasos de cebra en la nueva Avenida, puestos ambos en curvas. Estos son los problemas de una zona del pueblo, problemas que me gustaría pensar sólo se dan aquí, pero que imagino no será así. Tenemos que hacer que esta situación mejore y para eso tenemos que intentar cambiar la forma de gobernar. No podemos consentir que se nos gobierne con una política de hechos consumados y parches tardíos.
Laura Barnés Escarabajal. Secretaria de Juventud del CDL Alhama.
FERNANDO SCHWARTZ ESCRITOR:
ResponderEliminar«Vivimos en un tiempo, lleno de una cobardía, llamada conformismo»
Veo con asombro, que eso solo nos ocurre a la gran mayoría de los alhameños, pero que una pequeña minoría, quiere romper esa cobardía, y confío en que el día de urnas, esa valiente minoría, reciba el apoyo de esta mayoría conformista, de la que forma parte el que escribe estas líneas.