Hoy no voy a hablar de política. Con lágrimas en los ojos voy a hablar del amor que uno puede sentir por un animal de compañía. Yo nunca he querido meter en mi casa animales, hasta que hace nueve meses le dieron a mi hija una perrita recién nacida. A pesar de mi oposición inicial, al final no tuve más remedio que ceder y adoptamos un nuevo miembro en la familia.
Poco a poco Luni, como le pusimos, empezó a hacerse de querer. Era la alegría de la casa. Recuerdo cuando llegaba del trabajo cómo me recibía, dando saltos y empinándose sobre sus dos patas y con un gemido agudo inusual de euforia inmensa por recibir a alguien de su familia que apenas hacía unas horas que faltaba del hogar. Exactamente igual recibimiento daba a mis hijas e incluso a amigos y familiares cuando venían de visita. A quien más quería de todos era a mi mujer, pues para ella era más que su madre. Se volvía loca cuando la veía llegar. Pero lo que más destacaba de Luni era su mirada de bondad penetrante, que no parecía de un animal. Era dócil, obediente e infinitamente cariñosa.
A mí nunca me ha gustado tener en casa animales, pero Luni era algo especial. Jamás quiso hacer sus necesidades en la calle pues siempre esperaba a hacerlas en su patio. Eso sí, antes de entrar a la casa se limpiaba en un felpudo sus patas por si le hubiera salpicado algún resto de orina. Cuando manteníamos alguna conversación familiar nos miraba atentamente como si entendiera lo que hablábamos. Y lo que más le gustaba era comer. Comía de todo y con demasiada ansiedad. Cuando estábamos comiendo siempre se me subía a las piernas dando brincos con la cabeza pidiéndome que le diera un poco de lo que fuera.
Llevaba unos días en que empezamos a notarla rara, pues estaba perdiendo su típica vitalidad, ya no salía a recibirnos a nuestra llegada, pues apenas tenía fuerzas, ni nos pedía comida cuando nos sentábamos a la mesa. Pero seguía mirándonos y acariciándonos a su modo con una dulzura inmensa y un semblante mezcla de cariño y sufrimiento. Ahora nos damos cuenta lo que la pobre debería estar sufriendo, pero jamás se quejó y tampoco pudo decirnos lo que le pasaba.
Poco a poco Luni, como le pusimos, empezó a hacerse de querer. Era la alegría de la casa. Recuerdo cuando llegaba del trabajo cómo me recibía, dando saltos y empinándose sobre sus dos patas y con un gemido agudo inusual de euforia inmensa por recibir a alguien de su familia que apenas hacía unas horas que faltaba del hogar. Exactamente igual recibimiento daba a mis hijas e incluso a amigos y familiares cuando venían de visita. A quien más quería de todos era a mi mujer, pues para ella era más que su madre. Se volvía loca cuando la veía llegar. Pero lo que más destacaba de Luni era su mirada de bondad penetrante, que no parecía de un animal. Era dócil, obediente e infinitamente cariñosa.
A mí nunca me ha gustado tener en casa animales, pero Luni era algo especial. Jamás quiso hacer sus necesidades en la calle pues siempre esperaba a hacerlas en su patio. Eso sí, antes de entrar a la casa se limpiaba en un felpudo sus patas por si le hubiera salpicado algún resto de orina. Cuando manteníamos alguna conversación familiar nos miraba atentamente como si entendiera lo que hablábamos. Y lo que más le gustaba era comer. Comía de todo y con demasiada ansiedad. Cuando estábamos comiendo siempre se me subía a las piernas dando brincos con la cabeza pidiéndome que le diera un poco de lo que fuera.
Llevaba unos días en que empezamos a notarla rara, pues estaba perdiendo su típica vitalidad, ya no salía a recibirnos a nuestra llegada, pues apenas tenía fuerzas, ni nos pedía comida cuando nos sentábamos a la mesa. Pero seguía mirándonos y acariciándonos a su modo con una dulzura inmensa y un semblante mezcla de cariño y sufrimiento. Ahora nos damos cuenta lo que la pobre debería estar sufriendo, pero jamás se quejó y tampoco pudo decirnos lo que le pasaba.
Al principio nos dijeron que podría ser algo de los pulmones, pero era algo más. Lo que fuese el sábado, 27 de enero, acabó con su vida en una clínica veterinaria. Nunca podría haber imaginado que pudiera llegar a echarse de menos tanto a un animal. Es inmenso el vacío y el dolor que ha dejado en mi familia. Y es que Luni lo daba todo sin esperar nada a cambio. Sabemos que como tú no habrá otra. Descansa en paz.
Sebastián Moreno.
Descansa en paz, perrita. Ánimo amigo Sebastián.
ResponderEliminarno tengo palabras sebastian.. luni lo ha sido todo alli.
ResponderEliminarSoy Mª Jesús, amiga de Elena de la Universidad, siento mucho lo de Luni, Elena siempre me hablaba de ella y me enseñaba las fotos que tenía. Siento mucho la pérdida, me he quedado helada. Muchos besos para Elena y su familia.
ResponderEliminarMuchos ánimos Sebastián... Tu perrita te vé desde el cielo y quiere verte feliz para que ella también esté feliz. Ánimo y adelante
ResponderEliminarAnte todo decirte q siento mucho q tu perra Luni haya fallecido.
ResponderEliminarLa verdad q yo tuve un pequeño contacto con ella cuando fuí a tu casa en algunas ocasiones, y me parecia una perra muy cariñosa y juguetona, algo q tu ya has dicho de ella. Yo también sé lo que es perder a un miembro más de la familia, un miembro al que se le coge mucho cariño. Me ha parecido
sorprendente la noticia porque me parecía una perra llena de vitalidad, por eso aún no me lo creo. También decirte q me ha parecido una muy buena idea el hacerle un pequeño homenaje a ella... era lo menos que se le podía hacer, y además publicarlo en la página. De verdad q siento mucho la pérdida de tu querida perra, que es algo q nunca se va a olvidar. LO SIENTO Y ÁNIMO, que
donde esté ella seguro q estará feliz y siempre juguetona...
Es muy doloroso perder a un ser amado, pues son animales de compañía pero llegan a ser un miembro mas de la familia y el afecto es indescriptible.
ResponderEliminarEn casa pasamos por lo mismo hace ya 3 años y medio y no hay dia que no recordemos a nuestra perrita que ya no está.
Hace unos meses regalamos a mi hermana un cachorrito precioso que ha devuelto la alegría a mi casa, y sabemos que nadie sustituye a nadie, pero hay tantos "angelitos peluditos" esperando ser adoptados y queridos, que el dolor soportado es mitigado por la satisfacción de ver a un animalito tan feliz.
Nunca olvidaremos a mi perra Ehtu, al igual que nunca olvidaréis a Luni, porque ha formado parte de vuestra vida, del día a dia, de vuestra felicidad y ese cariño no se olvida jamás.
Recordad lo mejor de ella, ese amor incondicional que demuestran nuestras mascotas por todos los miembros de la familia, de tu familia.
Mucho animo Sebastián. Un besazo Elena.
Mi mas sentido pésame.Hace unos años yo pasé por lo mismo y la verdad es que duele, incluso este fin de semana un perro atacó al mio y estamos corriendo con EL como si le hubiese pasado algo a mi hija.
ResponderEliminarSE HACEN DE QUERER.
salu2. Diego Sánchez Belchi.
Buenos días Sebastián.
ResponderEliminarAnte todo quería expresarte nuestras condolencias por el fallecimiento de Luni. Nosotros tenemos una perrita que hace un año y medio apareció en nuestra parcela en el campo. La pobre estaba abandonada, visiblemente desnutrida, llena de garrapatas, y lo que es peor, con heridas por todo el cuerpo. Nuestra intención en un principio fué darla de comer, asearla y curarla, en espera de que apareciera su dueño. Se hizo correr la voz de que había aparecido un cachorrito en la urbanización pero nadie preguntó por ella, así que decidimos adoptarla. Por aquel entonces Chiky no tenía más de dos meses.
Comprendo perfectamente el dolor que causa la pérdida de un amigo así, porque ellos son amigos incondicionales, siempre están a tu lado, no les importa si estás de buen o mal carácter, si antes de irte a trabajar le has "regañado" porque haya hecho algo malo, a tu vuelta siempre están encantados de recibirte...
En mi casa siempre hemos tenido un amigo de éstas caracteristicas y su pérdida siempre ha sido muy dolorosa para todos.
Angel y yo queremos sumarnos en tu homenaje a Luni y decirte que nos parece extraordinario el espacio dedicado en tu blog a tan fiel amigo.
Un abrazo muy cordial y nuestros mejores deseos
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios de apoyo y ánimo. En nombre de mi familia os los agradezco doblemente.
ResponderEliminarhola sebastian soy raquel no la conocia mucho pero el tiempo que fui a tu casa se veia llena de vida,me acuerdo cuando tocabamos el timbre como ladraba avisando a sus dueños,la verdad es que siempre mi abuelo le han gustado los perros y tuvimos una llamada lisa una pastora alemana y en una pelea con un perro murio,yo me llene de pesar y malestar ante su perdida,la verdad que aunque sea un animal es una personal a tu lado que mas que tu familia es tu amigo.Animo y mi ms sentido pesame.
ResponderEliminarHola Sebastián, ante todo mi apoyo en tu duelo por haber perdido a esta compañera de tantos años que seguro tantas alegrias y compañia te hizo.
ResponderEliminarPiensa que ha tenido la suerte de tener una familia que le ha querido y cuidado todo este tiempo y por ello ha sido afortunada.
La gente que hemos perdido un amigo sabemos lo mal que se pasa, pero animo que el tiempo hara que se cierren las heridas del alma y del corazon.
Es duro , y se llora mucho, pero el fue muy feliz.
Un abrazo y ánimo.